La Aceptación (Primera exploración)

Como dije, no pretendo convencer a nadie con mis reflexiones, sino hacerlos testigos de un camino, el mío. Las comparto con la esperanza de que a través de la identificación, estas puedan ayudarlos a pasar por circunstancias ordinarias, o no tanto, de la vida.

Hoy me toca la puerta un tema difícil de encarar: la aceptación. Podemos encontrar un significado diferente a una misma palabra de acuerdo al enfoque con que se la trata.

La real academia española define la aceptación como aprobación y/o aplauso.

En el ámbito del derecho el término aceptación se utiliza para designar el acto mediante el cual alguien asume una orden de pago que puede aparecer contenida en un cheque o letra de cambio.

En el ámbito de la psicología parecería ser (aquí no lo puedo asegurar ya que no soy psicólogo) que este término conlleva un tinte de autoayuda. El ser que admite lo que recibe (bueno o malo) y aprende de ello para su futuro.

En la vida diaria, el significado que le damos a la palabra aceptación es dependiente de la circunstancia o transformación de los hechos que se plantea.

Si nos pasa algo que consideramos bueno (por ser culturalmente o socialmente admitido o valorado), es factible pensar que lo aceptaremos, aprobaremos y/o aplaudiremos sin problema (aunque esto no es siempre así, de hecho hay muchas personas que tienen dificultades para recibir transformaciones positivas).

Si nos pasa algo que consideramos malo (por ser culturalmente o socialmente castigado), la aceptación suena a resignación.

Pongamos un ejemplo superficial: la caída del pelo, la pérdida de la juventud, un ascenso, etc. Todos son hechos que transforman nuestra realidad en otra realidad, no son malos ni buenos en sí, pero si tienen distintas valoraciones culturales o sociales.

Todos estos ejemplos involucran necesariamente nuestra aceptación o resignación (no los uso como sinónimos) ya que implican la pérdida de algo.

Cuál es la diferencia entre aceptarlos o resignarse?

Aclaremos como al principio, que significa resignar. La resignación encontramos que está definida por la real academia española como conformarse con las adversidades o someterse, entregarse a la voluntad de alguien.

Rápidamente me pregunto: Uno se conforma con la caída del pelo o la perdida de la juventud? O yendo más profundo…uno se conforma con la pérdida de un ser querido? Yo no. Creo que uds. tampoco. Nadie acepta conforme estas pérdidas. Más bien lucha. Pone su cuerpo, alma y vida en esa lucha. Me avala esta respuesta la existencia de médicos al servicio de estas luchas, remedios como armas de las mismas, botox, liquidos para evitar la caída del cabello, etc. Todos estos son ejemplos de lucha.

Entonces…después de tanta lucha…y la transformación llega…nos damos cuenta que ya la lucha es esteril? O invertimos energía en ocultar la derrota? Compramos sombreros, por ejemplo que oculten nuestra calvicie?. Compramos “sombreros” que oculten nuestros dolores? Que tenemos que hacer cuando luchamos y luchamos, e igualmente perdimos algo? Me empiezo a responder: Aceptar, no resignar.

La aceptación es una elección, la resignación implica imposición, frustración y queja.

Cuando digo que la aceptación es una elección, a que me estoy refiriendo? Me estoy refiriendo a que aceptar los distintos hechos de la vida como tales, hace que toda esa energía que ponemos en luchar, en ocultar el dolor, en no conectarse con él,  sea puesta en vivir. Aceptarse calvo, aprobarse viejo, aplaudirse en la decisión, ahorra energía en luchas estériles.

Por favor, no malinterpreten estas palabras, no estoy diciendo que no hay que luchar, sino que una vez que la perdida llega, que la lucha se transformo en perdida, la transformación ya fue hecha, de nada sirve resignarse, de mucho sirve aceptarse.