Esta reflexión irrumpió en mi
cabeza una noche húmeda en alguna calle de Buenos Aires, a raíz de escuchar,
una charla impensada con alguien impensado, alguien que agradezco a la vida o
el destino por ir conectándonos poco a poco. En una caminata noctambula, esa
noche, se prendería una luz en mi interior. Luz que quisiera contagiarles.
Les propongo un ejercicio,
imagínense a uds mirando una rosal, que es lo que les gusta de el? Lógicamente,
la flor. No el tallo, no las espinas, sino la flor que lucho por salir y lucha
por mantener su belleza.
Ahora miremos nuestra infancia. Desde
chicos nos intentan proteger. Nuestros padres, o uno de ellos, intentan que uno
sufra lo menos posible (para eso ya va a haber tiempo, se dicen a sí mismos).
Cualquier madre que este leyéndome en este instante la invito a que se pregunte
cuantas veces preservó a sus niños o no tan niños (adolecentes) de lo “malo”
que ellos podían experimentar. Es un acto reflejo desde que nacemos. Sobrevivir
y proteger a los que amamos. Y si un niño se cae es frecuente escuchar…”no paso
nada, levantate, no duele” con toda dulzura.
Sabemos que con respecto a
nuestros hijos, padres, o cualquier ser querido, llega un punto en la vida que
fuertemente nos muestra un límite a nuestra omnipotencia. Sabemos que el
adolecente va a sufrir con su primer novia o novio, pero no lo podemos evitar,
tiene que ser asi para su crecimiento. Este es tan solo un ejemplo.
Mi reflexión empieza desde
aquí…ojos que no ven, corazones que no sienten. Nos esforzamos en mostrarle y
darle todo el amor posible a nuestros hijos antes de que la vida se desnude y
ellos solos aprendan sobre el dolor.
No conozco a nadie que no haya
sufrido en la vida, a nadie. Ni el más rico, ni el más pobre, ni el más
estúpido, ni el más inteligente. Entonces, porque les enseñamos el amor, mas no
el dolor? Porque no le enseñamos que hacer con el dolor? Es que acaso no
aprendimos nosotros los “adultos” que se hace con el dolor?.
El dolor es inevitable, si así lo
sabemos, deberíamos prepararlos y prepararnos para lo inevitable. Como
prepararnos/arlos para lo inevitable es la pregunta?.
Intentare llegar al menos a una
respuesta, de las tantas que debe haber…Si algo duele, como por ejemplo, al
chico de 15 años que su novia lo deja, poco consuelo parece decirle que hay más
mujeres y que seguramente volverá a enamorarse. Todo pasa. Eso es seguro.
Tal vez, lo que hay que decirle,
es “si, duele, pero eso te muestra que amaste de verdad”. Seguramente no será
más consuelo que la anterior respuesta, pero al menos le hará ver mas allá de
su dolencia. El dolor nos busca, la felicidad hay que salir a buscarla,
requiere esfuerzo. Me gusta esta frase. Hay que esforzarse en ser feliz. Eso
tal vez hay que enseñarles a los hijos y a nosotros mismos.
Cuantas veces lei la frase “viví
cada día como si fuera el ultimo”, disfruta cada beso como si fuese el ultimo,
etc. Hoy te digo a vos, que si alguien que querías mucho falleció, te duele
porque lo amaste y te amo a vos. Cada dolor en la vida, tiene un contraste. Ese
contraste es el que hay que esforzarse por crear.